domingo, abril 23, 2006

Un rumor sobre las “mujeres de Juárez”

Las historias de los raptos por órganos son muy comunes En América Latina, la situación del contrabando de órganos no es diferente a la del resto del mundo. Organizaciones no gubernamentales sitúan a cinco países como verdaderos proveedores del sector, y cuna de las mafias en la región: México, Argentina, Brasil, Honduras y Perú. En ocasiones se escuchan comentarios de turistas de países occidentales, quienes viajan a Tailandia, Turquía, Brasil o Bangkok y conocen a una mujer. Tras una noche de amor, se despiertan en una habitación irreconocible o en un hotel, con un riñón menos. Otras historias tienen que ver con niños y mujeres en países centroamericanos y en México, quienes son raptados o asesinados y extraídos sus órganos. En este sentido, hay historias para todos los gustos: desde la niña colombiana raptada, quien apareció días después sin ojos y con un billete de 500 pesos cosido en el vestido, hasta un niño secuestrado en Eurodisney y encontrado horas después con una cicatriz en la espalda y sin un riñón, según el suplemento Enfermería Global, publicado por la Universidad de Murcia, en España. En México, el famoso caso de las “muertas de Juárez” también se ha relacionado con el tráfico ilegal de órganos: algunas mujeres son secuestradas y asesinadas tras extraer partes de su cuerpo. En 2000, las autoridades mexicanas decidieron abrir una investigación en relación con una red de tráfico de órganos investigada previamente por el diario español “El Mundo”, que operaba en la ciudad de Ecatepec, en el Estado de México. Según la investigación, el grupo estaba dirigido por un falso sacerdote, apodado “El Padrecito”, y que tenía un albergue de niños de la calle, a quienes mantenía bajo llave. Según la página web Avizora.com, una vez que “El Padrecito” conseguía un donante iba hasta un hospital del Distrito Federal para concretar un negocio. Los investigadores, mediante una cámara oculta, sorprendieron a “El Padrecito” tratando de vender un órgano, de acuerdo con la cadena española “El Mundo TV”. Sin embargo, no se supo si el donante era uno de aquellos niños u otra persona.— Javier Caballero Lendínez

Un negocio de vida o muerte

El tráfico de órganos no tiene fronteras ni límites Mafias y particulares llegan a ofrecerlos incluso por Internet La desesperación por seguir viviendo alimenta el aterrador negocio del tráfico clandestino de órganos humanos en el mundo, una actividad que no conoce fronteras ni límites. Por poner un ejemplo, sólo en México se realizan más de 4,000 trasplantes legales al año; además, más de 8,000 personas están en lista de espera, de las que 15% mueren al no recibir un órgano, informa el Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra) de México. Con esta premisa, no es de extrañar que el precio de estos órganos en el mercado negro alcance precios desorbitados: 150,000 dólares por un hígado, 120,000 por un riñón, 60,000 por un corazón ó 45,000 por la córnea, entre otros. En este sentido, la Universidad de Murcia, en España, advierte que “uno de los problemas más importantes que promueven el tráfico de órganos es que la oferta legal no ha avanzado al mismo ritmo que la demanda. Ningún país tiene los órganos suficientes para cubrir las necesidades de la población”. Hace unos días se revivió la polémica en torno al destino de los órganos de muchos prisioneros en cárceles y campos de concentración chinos. Las manifestaciones populares para pedir una mayor atención al problema coparon la portada de muchos noticieros internacionales. Respecto al tema, la organización Human Rights Watch de Asia informa que en China se extraen ilegalmente más de 3,000 órganos de prisioneros al año (más de ocho diarios). Los precios de éstos varían en los mercados clandestinos “baratos” de India (Bombay) o Kuwait, entre otros: 1,600 dólares por la piel de las piernas de los prisioneros; 400,000 por los intestinos ó 127,000 dólares por un pulmón. La sombra de Internet Según el diario español “El Mundo”, en la Red se han encontrado numerosos anuncios de venta. Uno de ellos ofrece “cualquiera de los órganos” de un preso chino y destaca que la venta se realizará “a la persona que puje más alto”. En otro de los mensajes, aparecido en el portal de subastas chino Netease aparece “córnea de una persona con buena vista. Urge la venta por motivos de pobreza”. Las mafias también se sirven de la pobreza para comprar órganos y revenderlos a mayor precio. El rotativo se hace eco de una red internacional de traficantes de órganos desmantelada en 2004, que poseía negocios en todos los continentes. La red, como muchas otras, no se servía generalmente del rapto o el asesinato para extraer los órganos y venderlos al mejor postor. El grupo reclutaba gente dispuesta a vender uno de sus riñones. Para ello, integrantes de la mafia viajaban a las ciudades más pobres de algunos países, entre ellos Brasil o Tailandia, para encontrar “voluntarios”, quienes eran enviados a Sudáfrica, donde reciben 10,000 dólares por uno de sus riñones. Aberty José da Silva, un brasileño de 36 años, contactó con esa mafia y le vendió un riñón por 3,000 dólares. “Sé que es poco, pero bajé el precio porque me dijeron que había mucha gente que quería hacer lo que yo y que el exceso de oferta los había obligado a bajar los precios”. Hoy, existen grupos que piden la legalización de la compraventa de órganos con fines “éticos”. Pero, como manifestó el eurodiputado socialista León Schwartezenberg, “el tráfico ilegal de órganos existe como lo hace el tráfico de droga”, y puesto que se trata de la vida humana, es difícil pararlo.— Javier Caballero Lendínez

Un negocio de vida o muerte

El tráfico de órganos no tiene fronteras ni límites Mafias y particulares llegan a ofrecerlos incluso por Internet La desesperación por seguir viviendo alimenta el aterrador negocio del tráfico clandestino de órganos humanos en el mundo, una actividad que no conoce fronteras ni límites. Por poner un ejemplo, sólo en México se realizan más de 4,000 trasplantes legales al año; además, más de 8,000 personas están en lista de espera, de las que 15% mueren al no recibir un órgano, informa el Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra) de México. Con esta premisa, no es de extrañar que el precio de estos órganos en el mercado negro alcance precios desorbitados: 150,000 dólares por un hígado, 120,000 por un riñón, 60,000 por un corazón ó 45,000 por la córnea, entre otros. En este sentido, la Universidad de Murcia, en España, advierte que “uno de los problemas más importantes que promueven el tráfico de órganos es que la oferta legal no ha avanzado al mismo ritmo que la demanda. Ningún país tiene los órganos suficientes para cubrir las necesidades de la población”. Hace unos días se revivió la polémica en torno al destino de los órganos de muchos prisioneros en cárceles y campos de concentración chinos. Las manifestaciones populares para pedir una mayor atención al problema coparon la portada de muchos noticieros internacionales. Respecto al tema, la organización Human Rights Watch de Asia informa que en China se extraen ilegalmente más de 3,000 órganos de prisioneros al año (más de ocho diarios). Los precios de éstos varían en los mercados clandestinos “baratos” de India (Bombay) o Kuwait, entre otros: 1,600 dólares por la piel de las piernas de los prisioneros; 400,000 por los intestinos ó 127,000 dólares por un pulmón. La sombra de Internet Según el diario español “El Mundo”, en la Red se han encontrado numerosos anuncios de venta. Uno de ellos ofrece “cualquiera de los órganos” de un preso chino y destaca que la venta se realizará “a la persona que puje más alto”. En otro de los mensajes, aparecido en el portal de subastas chino Netease aparece “córnea de una persona con buena vista. Urge la venta por motivos de pobreza”. Las mafias también se sirven de la pobreza para comprar órganos y revenderlos a mayor precio. El rotativo se hace eco de una red internacional de traficantes de órganos desmantelada en 2004, que poseía negocios en todos los continentes. La red, como muchas otras, no se servía generalmente del rapto o el asesinato para extraer los órganos y venderlos al mejor postor. El grupo reclutaba gente dispuesta a vender uno de sus riñones. Para ello, integrantes de la mafia viajaban a las ciudades más pobres de algunos países, entre ellos Brasil o Tailandia, para encontrar “voluntarios”, quienes eran enviados a Sudáfrica, donde reciben 10,000 dólares por uno de sus riñones. Aberty José da Silva, un brasileño de 36 años, contactó con esa mafia y le vendió un riñón por 3,000 dólares. “Sé que es poco, pero bajé el precio porque me dijeron que había mucha gente que quería hacer lo que yo y que el exceso de oferta los había obligado a bajar los precios”. Hoy, existen grupos que piden la legalización de la compraventa de órganos con fines “éticos”. Pero, como manifestó el eurodiputado socialista León Schwartezenberg, “el tráfico ilegal de órganos existe como lo hace el tráfico de droga”, y puesto que se trata de la vida humana, es difícil pararlo.— Javier Caballero Lendínez

martes, abril 18, 2006

Un fraude inolvidable en México

“La Paca” abrió una caja de corrupción en un sonado caso Los grandes fraudes y errores en la videncia han sobrepasado quizás a los aciertos. El mismo vidente brasileño Jucelino Nóbrega da Luz afirma que en su historial ha tenido varios errores graves. Entre sus equivocaciones están el señalar que en 2002 el presidente de Brasil, Inácio “Lula” da Silva, sería víctima de un atentado y el inexistente secuestro del cantante brasileño Alexandre Pires. “Gracias a Dios, me equivoqué. Nadie sabe la presión que siento cuando las cosas ocurren. Cuando no pasa nada, me quedo tranquilo. No quiero ser famoso por el dolor ajeno”, manifestó Nóbrega. México tampoco se ha visto exento de estos fraudes “paranormales”. En 1994, Raúl Salinas de Gortari, hermano de ex presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari, fue acusado del asesinato de José Francisco Ruiz Masieu. El fiscal encargado de la investigación, Pablo Chapa Bezanilla, se valió de todos los medios para probar la culpabilidad de Salinas de Gortari y contrató a la vidente Francisca de Zetina “La Paca”, para que revelara puntos oscuros que le impedían cerrar con éxito el sonado, inolvidable caso. Según la página Vozpublica.com, Francisca de Zetina recibió un anónimo en el que le manifestaban que Raúl Salinas había asesinado al diputado Manuel Muñoz Rocha (supuesto cómplice en la muerte de Ruiz Massieu) y que lo había enterrado en la finca “El Encanto”. Eso fue lo que ella dijo, y acompañado de policías, el fiscal se presentó en el lugar indicado por la vidente y halló bajo la tierra una osamenta. En ese momento, el nombre de Francisca Zetina “La Paca” dio la vuelta al mundo. Ese fue su encumbramiento. A la vez, fue la caída de Chapa Bezanilla, quien fue acusado de sembrar pruebas para condenar a Raúl Salinas, agrega la página de Internet. Pero el cuento no quedó ahí: se demostró que la osamenta era de un familiar de “La Paca” y que ella, junto con algunos parientes, robó del cementerio los huesos y los enterró en la finca. El caso abrió una caja de corrupción. El fiscal huyó, pero “La Paca” fue detenida y sentenciada a casi 10 años de prisión.— J.C.L.

Ayuda sobrenatural a la policía

Cientos de videntes intervienen en las pesquisas criminales Puede que al escéptico Sherlock Holmes lo llene de vergüenza. Pero si Nostradamus viviera, en vez de médico y astrónomo, bien podría ser detective psíquico, y sus profecías posiblemente condicionarían la actuación de muchos cuerpos de policía mundiales.Afortunada o infortunadamente, en cada país los “Nostradamus contemporáneos” —videntes— se cuentan por cientos. Marinus Dykshoorn, Doris Stokes, John Catchings o Beverly Jaegers, entre otros, forman parte de la “cuadrilla” más famosa de detectives psíquicos.En los últimos años, uno de ellos ha copado las portadas de muchos noticieros: el brasileño Jucelino Nóbrega da Luz, quien posee extenso currículum de aciertos documentados. De acuerdo con el Banco Central de Brasil, Nóbrega alertó en 2001 sobre el millonario robo que la entidad sufriría en agosto de 2005, en el que se sustrajeron más de 70 millones de dólares. Pero el sueño más popular, según la cadena mexicana TV Azteca, fue el anuncio del paradero de Saddam Hussein en Iraq. Jucelino Nóbrega presentó ante la justicia —a la que acudió para reclamar la recompensa que ofreció Estados Unidos por aportar pistas de Saddam Hussein— acuses de recibo y copias de las cartas que envió a la Casa Blanca, indicando el lugar exacto donde se escondía el ex mandatario iraquí tras la invasión aliada en el país árabe. Pero de igual manera que los videntes aciertan con sus premoniciones o sueños, en muchas ocasiones se equivocan de forma clamorosa. En este sentido, el caso de la desaparición años antes en España de tres pequeñas, conocido como el de “Las niñas de Alcasser”, atrajo a numerosos videntes nacionales, quienes aseguraban que conocían su paradero. Dos de aquellos videntes se adentraron en el lugar —una zona boscosa—, con un péndulo en las manos, donde estaban las niñas ya muertas, según ellos. Según Manuel Carballal, autor del libro “Los expedientes secretos”, el péndulo debió estar caducado o no tener baterías porque las videntes no sólo no encontraron a las niñas, sino que tampoco hallaron el camino de regreso y tuvieron que ser rescatadas por la policía horas después. La búsqueda de los asesinos en serie se ha convertido en uno de los objetivos y retos principales para los detectives psíquicos. Nella Jones, una vidente de Reino Unido, fue protagonista de una historia de asesinos en serie, al ayudar en la captura del “Destripador de Yorkshire”, quien asesinó brutalmente a 13 personas en Inglaterra, entre 1975 y 1980. Cuando fue consultada por la policía, la señora Jones reveló que el destripador se llamaba Peter; conducía un camión de una empresa, cuyas iniciales comenzaban por C y T, y vivía en el número 6 de alguna calle de Bradford. Ese mismo año, la policía detuvo al asesino: Peter Sutcliffe, trabajador de la empresa Clark Transport y residente en el número 6 de Garden Laque, en esa misma ciudad. Paradójica “recompensa” Pero los casos no siempre tienen un final feliz para los psíquicos. En Illinois, Estados Unidos, la policía llamó a la población para que aportara cualquier información sobre el asesinato de una joven estudiante de 24 años. Steven Linscott, un residente de Oak Park, decidió acudir a las autoridades y contar un sueño que tuvo en torno a este caso. Linscott describió la escena del crimen tal como sucedió en realidad, pero fue juzgado y condenado a 40 años de prisión. Después, fue liberado al revisarse el caso.— Javier Caballero Lendínez