martes, mayo 02, 2006

México es el principal destino del turismo de cruceros en el Caribe

Varios de los barcos más grandes arriban a puertos del estado El papel que juega el Caribe mexicano en la construcción y desarrollo de los nuevos colosos del mar, como el “Freedom of the Seas“, el cual llegará a partir de junio a las costas de Cozumel, es enorme. Actualmente, México ocupa el primer lugar en preferencia de destino internacional en el sector turístico de cruceros. En 2005, el país recibió cerca de 21.9 millones de turistas extranjeros, o lo que es lo mismo, 6.5% más que la cifra registrada en 2004. Según la cuenta de viajeros internacionales del Banco de México, de esos millones de turistas que llegaron a México, al menos 6 millones lo hicieron en crucero. La entidad bancaria añade más: 65% de los turistas que llegan a través del mar lo hacen en las terminales del Caribe, por 35% en los puertos del Pacífico. Sólo a la península de Yucatán, en especial a los puertos de Cozumel y Progreso, arriban o han arribado grandes barcos como el “Queen Mary 2”, “Queen Elizabeth 2”, “Star Princess”, “Jewell of the Seas”, “Splendor of the Seas”, “Norwegian Dream” y “Norwegian Sea”, entre otros. Y la cifra seguirá aumentando. Según la Asociación de Cruceros de Florida y el Caribe (OFCCA, por sus siglas en inglés), la industria de los cruceros en México juega un papel fundamental para el buen desarrollo de la economía nacional. En México se realizaron en 2003 más de 2,500 escalas en 21 puertos, lo que constituye elevados ingresos en los emplazamientos. Además de las piscinas, los casinos, las bibliotecas, las canchas de fútbol, los centros de belleza, las pistas de hielo o los parques acuáticos que tienen estos gigantes del mar, las escalas hacen que la travesía sea más que un simple viaje.— Javier Caballero Lendínez y Úrsula Sánchez Rocha.

Nuevos gigantes del mar

La industria de los cruceros se puebla de megaproyectos El mar ha sido durante siglos un espectador de lujo de grandes batallas entre las naciones. Pero, igual que aquellas gestas han derivado con el tiempo en pequeñas trifulcas entre “barquitos” de Greenpeace y gigantes balleneros en Japón o en atentados de pequeñas embarcaciones terroristas contra grandes navíos estadounidenses en Medio Oriente, el mar se ha convertido en escenario de una disputa por construir el crucero más grande del mundo. Anteayer, la empresa Royal Caribbean International lanzó su última creación, el crucero “Freedom of the Seas”, es decir, según la agencia de noticias Associated Press, el segundo barco más grande del mundo en metros de eslora (339) por detrás del “Queen Mary 2” (345), y el primero en número de pasajeros (4,370). La lucha por los mares está servida. Muy atrás quedan otros colosos marinos, como el “Voyager of the Seas”, de Royal Caribbean International también, creado en 1999, con 311 metros de eslora y capacidad para 3,114 pasajeros; el “Carnival Valor”, de la empresa Carnival Cruises, que cuenta con 290 metros de eslora y una capacidad para 2,974 pasajeros; o el “Star Princess”, con 290 metros de eslora y capacidad para 2,600 pasajeros, entre otros, según las propias empresas del sector. A pesar de que todas las comparaciones son odiosas, en esta ocasión es necesario comparar... y admirar: la medida de estos barcos supera de una manera muy amplia a las de grandes construcciones en tierra, como la cancha del Estadio Azteca de fútbol, cuyo largo es de 105 metros. Y eso no es todo. En el “horno” de los astilleros se está gestando el verdadero “tiburón de los mares”, un megacrucero, que será la envidia del turismo del sector: el “Project Genesis”. El barco ha sido encargado también por la firma Royal Caribbean International, y su construcción, de la cual se encarga la mayor empresa del mundo del sector, la noruega Aker Yards ASA, finalizará en el año 2009. Las cifras que rodean a semejante construcción son impresionantes: costará 1,100 millones de dólares —por encima de los 870 millones que costó el “Freedom of the Seas”—, tendrá 24 plantas, 360 metros de eslora y una capacidad para albergar a 6,400 pasajeros. El presidente de Royal Caribbean, Richard Fain, consideró que ese barco constituirá “un gran paso hacia el futuro”. México tiene injerencia en esta vorágine constructora, ya que al país, y en especial al Caribe, llega gran parte del turismo de cruceros internacionales. Una industria en ascenso Pero actualmente ¿hay tanta demanda turística para que se construyan estos gigantes del mar? Según Hugo Rojas y Carlos Serrano, investigadores independientes de la Industria de Cruceros, “rotundamente sí”. Durante el Foro de consulta para la elaboración de una política pública de cruceros en México, celebrado en Oaxaca en 2003, los investigadores aseguraron que el turismo, en especial el de los cruceros, cuenta con una de las tasas de crecimiento mundial más grande, con 8.7%. Sólo en México se recibieron más de 3.5 millones de turistas en cruceros en 2002, de los que más de dos millones arribaron a Cozumel.— Javier Caballero Lendínez y Úrsula Sánchez Rocha.

lunes, mayo 01, 2006

La energía nuclear gana más adeptos

Es la más rentable opción y emite poco dióxido de carbono La energía nuclear está en boca de todos. La tragedia de Chernobyl en 1986, cuyo 20 aniversario se conmemoró el miércoles pasado, significó un punto de inflexión para la industria nuclear. A partir de aquel suceso, cientos de manifestaciones se desarrollaron en distintos puntos del planeta contra la construcción o mantenimiento de plantas de este tipo. El cierre definitivo anteayer de la central nuclear de José Cabrera, conocida como Zorita, en España, no hizo sino atraer a los fantasmas del pasado en la nueva realidad nuclear. El periódico español “El Semanal” informa que esta planta, como muchas otras en el mundo, cumplía con los requisitos de seguridad y ambientales necesarios para continuar su funcionamiento. Esta central era un símbolo de la nueva realidad nuclear del siglo XXI. “Si cuando abrió la central nadie nos preguntó si queríamos tenerla, hoy tampoco nadie nos ha preguntado si queríamos su cierre”, manifestó Natalia Muñoz, de la Asociación de Municipios en Áreas de Centrales Nucleares. Como Zorita, hay muchas centrales en el mundo: seguras, limpias y avaladas por el Consejo de Seguridad Nuclear. Esta energía —afirma el periódico— es la alternativa más rentable y menos dañina para el medio ambiente, ya que sus emisiones de CO2 y su contribución al calentamiento global son mínimas. Además, supera en eficiencia a la energía eólica, solar o de biomasa, las cuales aún no han terminado de afianzarse. Lo que ayer eran críticas, hoy son elogios. Según el diario argentino “El Litoral”, voces como la de Hugh Montefiore, fundador y director de la organización “Amigos de la Tierra” o Patrick Moore, uno de los fundadores de Greenpeace, quienes criticaron en su día la eficiencia y la necesidad de este tipo de energía, hoy se retractan de sus afirmaciones. Hace unos días, el propio Patrick Moore hizo público su cambio de perspectiva en un artículo publicado en el periódico estadounidense “The Washington Post”: “Después de treinta años de aquella defensa, mi opinión y puntos de vista han dado un giro completo. La energía nuclear es la única energía de gran escala con buena relación costo-efectividad, que puede reducir las emisiones contaminantes mientras sigue satisfaciendo una demanda creciente de energía”. La Agencia Internacional de Energía avala la expansión de los reactores nucleares como “la mejor forma de afrontar el cambio climático y la inseguridad en el suministro de otras fuentes”. Hay confianza en que las plantas nucleares tengan cada día más adeptos, sobre todo por su escasa emisión de dióxido de carbono. Según la agencia Europa Press, en Europa, 12% de los habitantes las apoya.— Javier Caballero Lendínez

Una central nuclear en México es peligrosa

En Laguna Verde ha habido más de 60 emergencias, revelan Desde prácticamente su creación, la única central nuclear que hay en México, Laguna Verde, en Veracruz, ha sido criticada por diversos sectores sociales y políticos. Además, desde 1990 un gran número de organizaciones no gubernamentales ha emprendido verdaderas cruzadas contra la planta, a la que acusan de suponer un riesgo para el país, informa la cadena de noticias BBC. Ubicada a 70 kilómetros al norte del puerto de Veracruz, la construcción de la planta, la cual aporta 3.86% de la energía total del país, comenzó en 1975, pero inició operaciones en 1990. Según la citada cadena de noticias, en sólo 15 años de vida, se han registrado en la planta nuclear más de 60 interrupciones en el funcionamiento de los reactores debido a emergencias. Además, asegura, varios trabajadores han muerto o están afectados por la exposición a la radiactividad. Pero organizaciones como Greenpeace critican el hermetismo que la CFE guarda en relación con este asunto. Incluso la organización afirma que consiguió documentos secretos que constatan las deficiencias de la planta en cuestiones operativas y de seguridad. El informe WANO En 1999, la CFE permitió que la Organización Mundial de Operadores Nucleares (WANO, por sus siglas en inglés), creada después del accidente nuclear de Chernobyl, hiciera una evaluación de la capacidad de operación y de seguridad de la planta. Según Greenpeace, que asegura que accedió al documento final de la evaluación, WANO calificó a la central con un 4, donde 1 es excelente y 5 es la peor marca. Tanto el ex presidente de México, Ernesto Zedillo, como Vicente Fox admitieron la existencia del informe, pero negaron que su resultado fuera negativo. Hay muchas opiniones y una sola realidad. La historia se ha encargado y se encargará de poner cada hecho en su lugar.— Javier Caballero Lendínez

Veinte años de catástrofe

Sigue la secuela de muerte del accidente nuclear de Chernobyl Afectados 3 millones de europeos por el peor escape tóxico Cuando alguien se refiere a Chernobyl, la mayor tragedia nuclear de la historia, lo hace recordando sus cifras fatales: 25,000 muertos por el cáncer —Greenpeace habla de 200,000—, costos superiores a 250,000 millones de dólares y 66,000 personas, de los más de 3 millones de afectados, que pueden morir en un futuro próximo por enfermedades relacionadas con la fuga tóxica. Incluso la organización World Watch afirma que esa cifra podría ser muy superior de aquí a 2020. Mañana se cumplen 20 años de la catástrofe y los datos ayudan a calcular su alcance: momentos después de la explosión del reactor de la central, “sólo” murieron 31 personas, quienes eran trabajadores de la central y bomberos que acudieron a apagar el incendio del reactor. Además, cerca de 800,000 liquidadores —personas que participaron en la edificación del “sarcófago”, una construcción que envolvía el reactor, o que participaban en las tareas de descontaminación y limpieza— recibieron grandes dosis de radiactividad. Según la Unión “Chernobyl” de Rusia, unas 100,000 personas han muerto en los últimos 20 años. Pese a estas cifras, el director del Instituto de Problemas de Seguridad Nuclear, Leonid Bolshov, cree que se han exagerado las consecuencias de la catástrofe. Según él, “sólo varias decenas de muertes pueden ser atribuidas a la radiación”. Pero, además del cáncer, otras patologías se han incrementado, según el profesor Alexander Ivanovich Avramenko, jefe del Departamento de Protección de la Salud de Kieva: “La hipertensión se ha triplicado, la isquemia cardiaca ha subido 103%, las úlceras, 65.6%, la diabetes, 61% y los ataques cardiacos 75%”. Proscritos Tras la catástrofe de Chernobyl, un gran número de poblaciones cercanas a la central nuclear —en un radio de 30 kilómetros— fueron literalmente desalojadas por el grado de contaminación. Para los expertos, era prácticamente imposible sobrevivir en dicho ambiente. Hoy, más de 350,000 personas aún no han podido regresar porque continúan existiendo altos niveles de radiación. Pero, a la vez que las autoridades vigilaban estas poblaciones y trataban de evaluar los daños, unos 350 campesinos regresaron. “Regresamos por el bosque, siete kilómetros a pie, bajo la vigilancia de los helicópteros”, cuenta María Chevchenko. En un reportaje publicado por el diario español “El Mundo”, María Chevchencko, Mijail Parkomenko o María Urupova son parte de esos campesinos “proscritos”, que cultivan verduras y “crían animales prohibidos en sus huertos y casas situados en los alrededores de Chernobyl, la zona más radiactiva del mundo”. Estos habitantes, todos ellos de avanzada edad, cultivan sus propios productos y crían sus propios animales. “Los productos que cultivamos están comprobados. Son normales”, dice María Urupova. Según “El Mundo”, “los proscritos de Chernobyl viven como una especie en vías de extinción. No tienen tiendas. Un empleado municipal les lleva alimentos dos veces por semana y los doctores los visitan regularmente”.— Javier Caballero Lendínez