La industria de los cruceros se puebla de megaproyectos
El mar ha sido durante siglos un espectador de lujo de grandes batallas entre las naciones. Pero, igual que aquellas gestas han derivado con el tiempo en pequeñas trifulcas entre “barquitos” de Greenpeace y gigantes balleneros en Japón o en atentados de pequeñas embarcaciones terroristas contra grandes navíos estadounidenses en Medio Oriente, el mar se ha convertido en escenario de una disputa por construir el crucero más grande del mundo.
Anteayer, la empresa Royal Caribbean International lanzó su última creación, el crucero “Freedom of the Seas”, es decir, según la agencia de noticias Associated Press, el segundo barco más grande del mundo en metros de eslora (339) por detrás del “Queen Mary 2” (345), y el primero en número de pasajeros (4,370).
La lucha por los mares está servida. Muy atrás quedan otros colosos marinos, como el “Voyager of the Seas”, de Royal Caribbean International también, creado en 1999, con 311 metros de eslora y capacidad para 3,114 pasajeros; el “Carnival Valor”, de la empresa Carnival Cruises, que cuenta con 290 metros de eslora y una capacidad para 2,974 pasajeros; o el “Star Princess”, con 290 metros de eslora y capacidad para 2,600 pasajeros, entre otros, según las propias empresas del sector.
A pesar de que todas las comparaciones son odiosas, en esta ocasión es necesario comparar... y admirar: la medida de estos barcos supera de una manera muy amplia a las de grandes construcciones en tierra, como la cancha del Estadio Azteca de fútbol, cuyo largo es de 105 metros.
Y eso no es todo. En el “horno” de los astilleros se está gestando el verdadero “tiburón de los mares”, un megacrucero, que será la envidia del turismo del sector: el “Project Genesis”. El barco ha sido encargado también por la firma Royal Caribbean International, y su construcción, de la cual se encarga la mayor empresa del mundo del sector, la noruega Aker Yards ASA, finalizará en el año 2009.
Las cifras que rodean a semejante construcción son impresionantes: costará 1,100 millones de dólares —por encima de los 870 millones que costó el “Freedom of the Seas”—, tendrá 24 plantas, 360 metros de eslora y una capacidad para albergar a 6,400 pasajeros.
El presidente de Royal Caribbean, Richard Fain, consideró que ese barco constituirá “un gran paso hacia el futuro”.
México tiene injerencia en esta vorágine constructora, ya que al país, y en especial al Caribe, llega gran parte del turismo de cruceros internacionales.
Una industria en ascenso
Pero actualmente ¿hay tanta demanda turística para que se construyan estos gigantes del mar? Según Hugo Rojas y Carlos Serrano, investigadores independientes de la Industria de Cruceros, “rotundamente sí”.
Durante el Foro de consulta para la elaboración de una política pública de cruceros en México, celebrado en Oaxaca en 2003, los investigadores aseguraron que el turismo, en especial el de los cruceros, cuenta con una de las tasas de crecimiento mundial más grande, con 8.7%. Sólo en México se recibieron más de 3.5 millones de turistas en cruceros en 2002, de los que más de dos millones arribaron a Cozumel.— Javier Caballero Lendínez y Úrsula Sánchez Rocha.
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