lunes, mayo 01, 2006

Veinte años de catástrofe

Sigue la secuela de muerte del accidente nuclear de Chernobyl Afectados 3 millones de europeos por el peor escape tóxico Cuando alguien se refiere a Chernobyl, la mayor tragedia nuclear de la historia, lo hace recordando sus cifras fatales: 25,000 muertos por el cáncer —Greenpeace habla de 200,000—, costos superiores a 250,000 millones de dólares y 66,000 personas, de los más de 3 millones de afectados, que pueden morir en un futuro próximo por enfermedades relacionadas con la fuga tóxica. Incluso la organización World Watch afirma que esa cifra podría ser muy superior de aquí a 2020. Mañana se cumplen 20 años de la catástrofe y los datos ayudan a calcular su alcance: momentos después de la explosión del reactor de la central, “sólo” murieron 31 personas, quienes eran trabajadores de la central y bomberos que acudieron a apagar el incendio del reactor. Además, cerca de 800,000 liquidadores —personas que participaron en la edificación del “sarcófago”, una construcción que envolvía el reactor, o que participaban en las tareas de descontaminación y limpieza— recibieron grandes dosis de radiactividad. Según la Unión “Chernobyl” de Rusia, unas 100,000 personas han muerto en los últimos 20 años. Pese a estas cifras, el director del Instituto de Problemas de Seguridad Nuclear, Leonid Bolshov, cree que se han exagerado las consecuencias de la catástrofe. Según él, “sólo varias decenas de muertes pueden ser atribuidas a la radiación”. Pero, además del cáncer, otras patologías se han incrementado, según el profesor Alexander Ivanovich Avramenko, jefe del Departamento de Protección de la Salud de Kieva: “La hipertensión se ha triplicado, la isquemia cardiaca ha subido 103%, las úlceras, 65.6%, la diabetes, 61% y los ataques cardiacos 75%”. Proscritos Tras la catástrofe de Chernobyl, un gran número de poblaciones cercanas a la central nuclear —en un radio de 30 kilómetros— fueron literalmente desalojadas por el grado de contaminación. Para los expertos, era prácticamente imposible sobrevivir en dicho ambiente. Hoy, más de 350,000 personas aún no han podido regresar porque continúan existiendo altos niveles de radiación. Pero, a la vez que las autoridades vigilaban estas poblaciones y trataban de evaluar los daños, unos 350 campesinos regresaron. “Regresamos por el bosque, siete kilómetros a pie, bajo la vigilancia de los helicópteros”, cuenta María Chevchenko. En un reportaje publicado por el diario español “El Mundo”, María Chevchencko, Mijail Parkomenko o María Urupova son parte de esos campesinos “proscritos”, que cultivan verduras y “crían animales prohibidos en sus huertos y casas situados en los alrededores de Chernobyl, la zona más radiactiva del mundo”. Estos habitantes, todos ellos de avanzada edad, cultivan sus propios productos y crían sus propios animales. “Los productos que cultivamos están comprobados. Son normales”, dice María Urupova. Según “El Mundo”, “los proscritos de Chernobyl viven como una especie en vías de extinción. No tienen tiendas. Un empleado municipal les lleva alimentos dos veces por semana y los doctores los visitan regularmente”.— Javier Caballero Lendínez

No hay comentarios: