
domingo, febrero 26, 2006
Un robo con gran ingenio

martes, febrero 21, 2006
La familia “Chipson”, un ejemplo tecnológico
Sus tres integrantes llevan implantados los chips desde 2002
Tras la aparición de los chips implantados bajo la piel de las personas, una familia de Boca Ratón, Florida, se convirtió en la primera, cuyos integrantes poseen un microchip en el brazo. Hasta ese momento, Estados Unidos ya tenía la serie de dibujos “Los Simpson”. Desde entonces, esta familia fue bautizada con el nombre de “Los Chipson”.
Según la revista “Time”, los Chipson, cuyo nombre real es Los Jacobs, “son la primera de una generación de humanos con extensiones computarizadas”.
El padre de familia, Jeffrey Jacobs, sufrió durante muchos años la enfermedad de Hodgkin. “Hace unos años, antes de tener el chip implantado bajo la piel, sufrí un grave accidente automovilístico. Cuando llegué al hospital no estaba en condiciones de explicar la enfermedad que tenía. La ventaja del chip es que la información está disponible para cualquier hospital en cualquier momento de necesidad. El chip hablará por mí cuando yo no pueda hacerlo”. El hijo, Derek, es alérgico a los antibióticos, informó “Time”.
Según Verichip, implantar el chip es una operación muy simple y no lleva más de siete segundos.
“Basta con un hisopo antiséptico, anestesia local, una inyección y una tirita. En cuanto la piel se cura, el chip se hace completamente invisible. Ni siquiera los Jacobs se dan cuenta de que lo tienen. Es completamente biocompatible e impermeable a los fluidos corporales”, asegura la compañía creadora.
La señora Jacobs, Leslie, se siente más segura desde que todos lo llevan implantado.“Nosotros somos parte no sólo de una nueva tecnología, sino de un nuevo paso evolutivo de la humanidad al completo”, finaliza Jeffrey Jacobs.— Javier Caballero Lendínez
Una tecnología bajo la piel

lunes, febrero 20, 2006
Cientos de tesoros esperan rescate
En el Mediterráneo y en el Caribe yacen navíos y ciudades
El descubrimiento de un emblema nazi de bronce (un águila con las alas desplegadas) en el Río de la Plata, en Uruguay, esclarece un poco más el oscuro mundo de los tesoros y riquezas hundidas alrededor del mundo.
Según el diario español “El País”, solo en las costas del Mediterráneo occidental descansan más de 800 navíos hundidos entre los siglos XVI y XIX. De estos más de 100 aún guardan en sus bodegas tesoros con valor superior a los 116,000 millones de euros.
Entre los galeones hundidos, el “HMS Sussex” ha causado una extraordinaria polémica entre Reino Unido y España por el destino de su riqueza aún oculta.
El navío, de bandera inglesa, se hundió en 1694. Según los documentos oficiales británicos, en su bodega llevaba 10 toneladas de oro y 100 ton de plata, un regalo del rey Guillermo al duque de Saboya. El barco se hundió por el temporal y sólo sobrevivieron dos tripulantes de los 500 que tenía la nave. El valor de la riqueza que aún contiene el barco rondaría los 4,000 millones de euros.
Lo mismo ocurrió con el navío español hundido en aguas de Florida a causa de un huracán. El buque insignia “Nuestra Señora de Atocha”, de la armada española, venía cargado de miles de monedas de oro y plata de las minas de Colombia, México o Perú. Según el cazatesoros Mel Fisher, alrededor del mundo hay miles de barcos esperando ser rescatados. Eso ocurrió con el galeón español “San Diego” que había naufragado en las costas cercanas a Filipinas, tras una batalla con un galeón holandés.
Hace algunos años, los especialistas en la búsqueda de barcos se encontraron con una sorpresa. Según el Instituto de Estudios del Antiguo Egipto, hace varios años se descubrió una de las ciudades egipcias más importantes en la profundidad marina: Heracleión, ciudad portuaria que habría desaparecido hace más de 1,000 años.
“Heracleión es algo extraordinario; quizá no tenga la leyenda que rodea a Cleopatra, pero es de las cosas más fabulosas que he visto bajo el agua”, refirió uno de los integrantes del equipo del arqueólogo francés Franck Godio, que hallaron las ruinas a 7 kilómetros de la costa de Alejandría.
Los buzos se toparon con restos de la milenaria Heracklión casi por casualidad, cuando investigaban el paradero de la flota napoleónica hundida por los buques ingleses del almirante Nelson, en la batalla del Nilo de 1798.
Entre las riquezas halladas en esta gran ciudad figura un templo e Hércules, otro del dios faraónico de la guerra, Amón; estatuas de la diosa del amor, Isis; un panel de granito negro cubierto de jeroglíficos, entre otras cosas.
La Atlántida Maya
México no es ajeno a estos hallazgos marinos. Hace dos años, un grupo de científicos aseguró que en las aguas del Caribe se encontró una pirámide maya de 35 metros de altura y algunas “formaciones rocosas no naturales”, según la científica rusa Paulina Zelitsky. Tambien se hallaron fósiles de animales, residuos de arena volcánica y una bacteria que puede utilizarse en vacunas.
Ruinas en el Triángulo de las Bermudas, la ciudad de Minotis o Canopus, en Egipto; las ruinas de Yonaguni, en Japón; la muralla submarina de Hujing, en Penghu, Taiwán, o un supuesto continente Mu, en medio del Océano Pacífico, siguen en espera de un ambicioso buscador de tesoros.— Javier Caballero Lendínez
Suscribirse a:
Entradas (Atom)