miércoles, enero 11, 2006
Una historia de engaños
El fraude en la ciencia no tiene ninguna barrera
En EE.UU. hay más de 1,500 científicos bajo sospechas
La historia científica está repleta de farsantes: avispados personajes que se hacen hueco en el amplio mundo de la experimentación y el descubrimiento, los cuales ofrecen grandes oportunidades de darse a conocer.
Según la revista “Science”, solo en Estados Unidos hay más de 1,500 científicos bajo sospechas de proveer información falsa, escribir “absurdos increíbles” en revistas o alterar datos que afectan directamente al desarrollo humano para justificar de pleno sus investigaciones.
En el siglo XIX, un grupo de científicos vendió a bombo y platillo un hecho que podría cambiar la historia de la humanidad, desde el punto de vista religioso y científico: habían encontrado en el Mar de Irlanda, “la sustancia que dio origen a la vida”.
Tras un largo tiempo de fraude aprovechándose de las limitaciones técnicas de la época, se supo la verdad: la sustancia viscosa encontrada en el mar por los científicos no era más que una mezcla “barata” de barro y alcohol que quizás pudo haberse formado por un descuido humano.
El dinero, la fama, un lugar en los libros de historia y ciencia son las recompensas que estos fraudulentos doctores, investigadores, arqueólogos y psicólogos, entre otros, buscan con ahínco.
El último caso, y uno de los más determinantes de la historia por tratarse de la clonación humana, según France Presse, es el del doctor Hwang Woo Suk, profesor titular de la Universidad Nacional de Seúl, en Corea del Sur.
El investigador publicó un artículo en la revista “Science” calificado de “una primicia mundial”. El artículo anunciaba el asilamiento, a partir de embriones humanos obtenidos por clonación, de 11 cepas de células madre que correspondían al ADN de una persona, algo revolucionario.
Una comisión científica se encargó de estudiar el artículo y encontró en él datos falsos, mentiras y fotografías manipuladas de dos cepas de células para hacer creer que había extraído
Papel de las revistas
El periodista de investigación Storrs L. Olson afirmó que muchas revistas especializadas “llegan a su punto más bajo ofreciendo el sensacionalismo y el periodismo falto de veracidad cuando publican cualquier cosa”.
Según el portal de internet español, Consumer.es, una revista puede recibir al año 1,600 trabajos científicos, de los que salen a la luz apenas 25%.
En este contexto, el físico Jan Hendrik publicó más de 80 artículos en revistas como “Science” o “Nature”, y del que se comprobó que había inventado o alterado datos; o el de Friedhelm Herrmann y Marion Brach, investigadores del centro Max Delbrück de Medicina molecular de Berlín, quienes manipularon y falsearon datos en 94 artículos.
Según el portal de Internet, puede ser incluso peor: Alan Sokal, profesor de física de la Universidad de Nueva York, logró publicar en 1996 en la revista “Social Text” un texto inventado y sin sentido.
Pese a todo, los controles de las revistas suelen funcionar. Como ejemplo, el del español Antonio Arnaiz Villena, jefe de inmunología de un hospital de Madrid.
Según la página, Arnaiz publicó en la revista “Human Inmunology” un artículo que fue retirado al poco tiempo por el editor porque supuestamente demostraba que los palestinos tienen una fuerte correspondencia genética con los judíos y otros pueblos de Oriente Medio.
Fraudes en la evolución
Uno de los campos donde se han conseguido llevar al cabo más fraudes es en el área de la evolución del hombre. En algunos casos, el intento de fraude resulta un tanto increíble.
Según la página Nwcreation.net, uno de los casos más famosos fue el conocido como el “Hombre de Piltdown”.
El fósil de este supuesto ancestro fue encontrado en un agujero en Essex, Inglaterra, en 1912. En su día fue calificado del segundo fósil más importante de la historia y durante 40 años el fraude continuó vigente.
Tras ese lapso, se supo que el cráneo encontrado en Essex había sido manchado químicamente y los dientes habían sido limados para cambiar su aspecto.
El “Hombre de Nebraska” fue otro gran descubrimiento: un diente fue encontrado en 1922 y vendido al mundo como un nexo en la evolución humana. Posteriormente se averiguó que el diente pertenecía a un cerdo salvaje.
Otro caso famoso fue el del “Hombre de Orce”, hallado en una localidad española en 1982. Se vendió que los restos encontrados indicaban que el hombre tenía de 900,000 a 1.6 millones de años de antigüedad.
Después de un tiempo y numerosos estudios algunos científicos aseguraron que los huesos pertenecían a un burro de cuatro meses. Aún hoy existen algunas dudas. Actualmente, no hay que sorprenderse de nada.— Javier Caballero Lendínez
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario