miércoles, diciembre 28, 2005

“El viernes negro” de Halabja, en la historia

Murieron por el gas 6,000 personas en un pequeño lapso La mañana del viernes 17 de marzo de 1988, Saddam Hussein ordenó a su ejército rociar con gases la población de Halabja. Según el dominio liberalismo.org, en un abrir y cerrar de ojos más de 6,000 kurdos murieron (algunos dormían y otros fallecieron mientras trataban de huir) y 7,000 más quedaron gravemente heridos. “Las mujeres realizaban labores en el hogar, se dirigían al mercado o acompañaban a los hombres en su camino hacia las plantaciones cercanas al poblado. Las puertas de las viviendas estaban abiertas. Decenas de niños jugaban frente a sus casas antes de que el ruido de los aviones de Saddam llamara su atención”, relata la página web. Los aparatos llevaban “gases cianuros, agentes sanguíneos que provocan convulsiones y una lenta agonía. También llevaban gases nerviosos cuya agonía dura unos cuantos segundos”. Según fuentes médicas, tres cuartas partes de la población que murió en el ataque eran mujeres y niños. El rastro que dejaron los ataque es un tanto diferente: no hay mutilados, no hay heridas ni sangre, pero sí cadáveres con grotescas expresiones en sus caras. Las consecuencias de los ataques se advierten hoy en la zona: una cifra elevada de cáncer, un número desproporcionado de abortos y grandes deformaciones.— Javier Caballero Lendínez y Francisco Uicab Cabrera

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