jueves, diciembre 15, 2005

La libertad de prensa, asesinada

Los autores quedan impunes en 85 por ciento de los casos Con la muerte de Firas Al-Maadhidi, del diario Al-Safir, en la misma puerta de su domicilio, el miércoles en Iraq, la cifra de periodistas asesinados “en combate” desde el inicio de la guerra, se sitúa, oficialmente, en 56. Solo en este año, se ha registrado la friolera de 21 muertos y una periodista más en estado grave al ser víctima de un atentado, ayer en Beirut, según la organización Reporteros Sin Fronteras. A estos datos, se deben sumar los asesinados en el cumplimiento de su profesión en muchos otros países del mundo donde la libertad de prensa se convierte en una pesada carga para los ojos de muchos asesinos (a sueldo o a conciencia). En todo el mundo se ha vivido esta extrema situación; periodistas españoles, con el terrorismo de ETA, irlandeses con el violento IRA (en proceso de desarme) o italianos con el impacto de las mafias, han sido blanco de atentados o asesinatos en un pasado no tan lejano. La carta y el coche bomba, el disparo en la nuca, el secuestro y asesinato, son los métodos empleados para ganar el “silencio” de los periodistas, según la misma organización. Los asesinatos a periodistas, al igual que otros muchos temas como el petróleo, la hambruna, la riqueza o la pobreza, tiene, por muy triste que resulte, un triste “ranking”. Varios son los países donde el número de periodistas “caídos” es alarmante desde 2000: Filipinas, Iraq, Colombia, Bangladesh, Nepal, Rusia, Brasil, Perú o México, según el Comité par a la protección de periodistas (CPJ, por su siglas en inglés). Como asegura dicho comité, en más del 85 por ciento de los crímenes contra periodistas, los asesinos no han recibido castigo. “Al no investigar ni castigar a los asesinos, las autoridades de estos cinco países dan aliento a todos los que se proponen silenciar la prensa por medio de la violencia”, declaró Ann Cooper, Directora Ejecutiva del CPJ. “Así se perpetua un ciclo de violencia y se interrumpe el libre flujo de información”. Los “caídos” en Iraq Aunque en Iraq el fuego cruzado es la principal causa de muerte entre los periodistas, un 40 por ciento de los “caídos”, ha sido por asesinato directo. Más de la mitad de los periodistas asesinados eran de origen iraquí, muchos de ellos colaboradores de medios de información occidentales, y fueron blanco de la violencia por sus vínculos —reales o supuestos— con las fuerzas de la coalición, organizaciones extranjeras o entidades políticas. Antes de ser asesinados, varios de ellos, recibieron amenazas de muerte. Dina Mohammed Hassan, reportera iraquí del canal de televisión local, Al-Hurriya, recibió tres cartas de advertencia si no dejaba de trabajar para el canal. En octubre de 2004, varios individuos la abatieron frente a su residencia en Bagdad, disparándole desde un automóvil. Filipinas Según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), este país es uno de los líderes en esa clasificación, por detrás de Iraq. Esta información es corroborada por la lista de fallecidos que facilita en su pagina web, Periodistas sin fronteras (www.rsf.org). En 2004, seis de ellos fueron asesinados y otros, encarcelados, amenazados o agredidos. Todos habían informado sobre la corrupción gubernamental y policial, el tráfico de drogas y las actividades de la delincuencia organizada y no tuvo perdón. Muchos de ellos eran comentaristas radiales o reporteros de zonas rurales que fueron emboscados y asesinados desde autos en movimiento o en la calle, a plena luz del día. Los periodistas filipinos atribuyen la violencia al colapso nacional de la ley y el orden, la amplia circulación de armas ilícitas y el fracaso en las condenas de los responsable. Colombia América junto con Asia y en menor medida África, suponen los continentes más peligrosos para el periodismo. En Colombia, un periodista ha resultado asesinado en 2004 además de un gran número encarcelado, amenazado, agredido o secuestrado. Según la misma organización de Periodistas sin Fronteras, en este país, informar sobre temas como el narcotráfico, las organizaciones paramilitares y la corrupción, constituye un gran riesgo para los periodistas. Todos los asesinados en los últimos cinco años informaban sobre al menos uno de los temas antes citados, y por lo menos ocho de ellos recibieron advertencias y amenazas de muerte antes de ser acribillados. Bangladesh Según la CPJ, desde hace mucho tiempo, es altamente peligroso ejercer el periodismo en Bangladesh. Es común que los periodistas sean golpeados, hostigados y amenazados al realizar su trabajo libremente. Manik Saha, veterano corresponsal del diario New Age y colaborador del servicio de la BBC (British Broadcasting Corporation) en idioma bengalí, fue asesinado en enero del 2004 cuando unos atacantes le lanzaron una bomba al automóvil en que viajaba en la ciudad de Khulna. El grupo clandestino izquierdista “Janajuddha” reivindicó la responsabilidad por el atentado. Saha, quien había sido objeto de amenazas de muerte, era conocido por sus valientes reportajes sobre las bandas de delincuentes, los insurgentes maoístas de Khulna y las permisivas ilegalidades que provocaban un elevado grado de corrupción el país.— Javier Caballero Lendínez

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