miércoles, diciembre 28, 2005
“El viernes negro” de Halabja, en la historia
Amigos de los genocidios
lunes, diciembre 19, 2005
Efectiva práctica desde hace años
El boicot, formidable arma pacífica
jueves, diciembre 15, 2005
Mitsubishi ofrece un caso ejemplar
Millones de autos llamados a revisión
Una fusión de altos vuelos

Un criminal con una inteligencia brillante
Un "Mataviejitas" español
Una rareza turística de Guanajuato en Mérida
América Central, paraíso para las redes
Crece la explotación sexual

México, sin control para evitar la trata de blancas
El País, mercado de mujeres
Poblaciones que surgen en torno de los desechos
En busca de basureros
EE.UU. exporta los desechos tóxicos de viejas computadoras
Estados Unidos es el país de los desechos electrónicos. El 75% de los componentes y equipos enviados por esta nación a lugares subdesarrollados o en proceso de desarrollo es obsoleto, no reciclable y constituye un peligro constante para la salud de las personas, advierte un documento de la organización ban.org que se publicó esta semana. La vertidos electrónicos conforman el 5% de la basura mundial. En Nigeria, uno de los mayores basureros electrónicos del mundo, 500 contenedores de equipo usado procedente de Estados Unidos llegan cada mes portando alrededor de 400,000 computadoras. Algunos elementos son reutilizables, pero el resto es hacinado en los basureros electrónicos. Prácticamente la totalidad es basura desde el momento en que llega. El hecho es extremadamente grave si se toma en cuenta que los componentes de los equipos contienen numerosas sustancias nocivas para la salud. “El vidrio de los monitores contiene plomo, que afecta el sistema nervioso y es nocivo para el cerebro; las baterías y los interruptores contienen mercurio, que afecta órganos y fetos; los tableros contienen berilio, cuya inhalación puede provocar cáncer”, y un largo etcétera, afirma el diario Clarín. Ley sin ratificar
La exportación de estas basuras electrónicas a estos países viola la Convención de Basilea y la Enmienda a la Prohibición de Basilea, que fue creada para prevenir que los países ricos derivaran sus desechos peligrosos en otros de menos recursos. Sin embargo, Estados Unidos nunca ratificó esa ley, ya que la legislación estadounidense es contraria a la existencia de vertederos electrónicos en su propio país. El monto que se invertiría en el material usado para su reciclaje sería demasiado elevado, pero algunas empresas lo hacen. La solución para EE.UU. es el envío del material a lugares donde existe una pobre demanda y una paupérrima calidad de vida. Además, los precios que se pagan por este material son ínfimos: en Nigeria, se compraron 1,249 computadoras, 277 monitores y 60 portátiles por la irrisoria cifra de 14,235.67 dólares. En China, segundo país receptor de estos equipos por antonomasia, el gobierno redactó leyes que impedía la llegada de este tipo de cargamentos, pero no ha podido evitar el tráfico ilegal de los mismos. “Un camión tras otro recorre la calle de tierra que atraviesan las ciudades con destino a los vertederos; todos transportan una nueva carga de desechos electrónicos; uno de ellos, repleto de tableros de circuito, tiene un rótulo de Nueva Jersey”, informa Clarín. Según Mark Dallura, director de Chase Electronics, muchos equipos que llegan a China lo hacen por medio de sobornos a funcionarios de la aduana. “Yo —afirma— envío estas mercancías, no importa dónde van ni qué sucede en su destino”. Basura disfrazada
Sólo en Estados Unidos, durante los próximos cinco años, más de 250 millones de computadoras quedarán obsoletas, según The National Safety Council, y una gran parte de ellas será exportada a estos “países vertedero”. La mayor parte de los residuos electrónicos se consigue gracias a ciudadanos “bien intencionados”, quienes mediante actos organizados por los gobiernos municipales donan sus computadoras obsoletas para ser recicladas y no contaminar las ciudades. Lo que ignoran esas personas es que muchos desechos contaminarán otras ciudades del mundo. Incluso exportan su basura disfrazada como “computadoras para los pobres”, según un informe de la ONU para el Medio Ambiente.— Javier Caballero Lendínez
Agresiva táctica de venta mundial
Emergen los autos chinos
Medicinas sustraídas del IMSS
México, farmacia ilegal
México ocupa un triste tercer sitio
La libertad de prensa, asesinada
El cielo mexicano abarata sus costos
Las nuevas aerolíneas de bajo costo, una apuesta "segura"
El tráfico aéreo en México aumentará 25% con la concesión de los permisos correspondientes a cuatro nuevas aerolíneas de bajo costo, según la Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero). Interjet, Gol, A Volar (ya operando) y Aerolíneas Mesoamericanas se unirán a Click, subsidiaria de Mexicana de Aviación, en su lucha por el liderazgo del “low cost” (bajo costo) aéreo y comenzarán su andadura en 2006. Comienza así, el mercado “low cost”, el turismo “low cost” —en el que se espera una reducción del 2 por ciento— los viajes y las inversiones “low cost”. Política del bajo costo
La “eficiencia de costos” es la fórmula base a la hora de poner en práctica dicha política. Pero que esto ocurra o no en México depende de varios factores como la demanda y la actitud de los inversores ante el precio del crudo, la competencia y la respuesta del consumidor ante sus ofertas. Una compañía aérea de bajo costo puede reducir en ocho veces el precio total de una empresa aeronáutica tradicional, según el rotativo español “La Vanguardia”. Esto supondría una reducción de costos de hasta 70% por parte del viajero. Según el modelo líder de Ryanair, una de las aerolíneas más “baratas” del mundo, las “low cost” reducen sus gastos con varias medidas: la utilización de aeropuertos secundarios, menos personal, contratos por incentivos, una cuota extra por exceso de equipaje, un peaje por cambio en billetes, boleto electrónico, etc. Bajo esta política, las siete compañías más importantes “low cost” a nivel mundial tuvieron un crecimiento de 32% en tan sólo un año y las expectativas siguen aumentando. Precursores del modelo
El esquema de bajo costo confronta dos realidades: por un lado, el positivo balance económico para el usuario y por otro el negativo costo para las compañías tradicionales o “de bandera”. Con la quiebra reciente de dos nuevas aerolíneas estadounidenses, Delta Airlines y Northwest Airlines, se tensa la cuerda existente entre estas “low cost” y las aerolíneas tradicionales. El hecho ha sido aprovechado por compañías emergentes de bajo costo como Jetblue o Southwest, las cuales se han hecho con el 33% de la cuota del mercado aéreo estadounidense. La aeronáutica, en Estados Unidos, está en quiebra y son muchas las soluciones que se buscan para paliar tal crisis. Entre ellas está la creación o participación en compañías de bajo costo para ofrecer fórmulas alternativas y continuar ingresando algunas buenas cifras a su maltrecha economía. En este sentido, según algunos analistas, las grandes compañías no tienen capacidad ni infraestructura para operar una “low cost” y están abocadas al fracaso. En Estados Unidos, la compañía United Airlines desarrolló Ted Airlines, en Europa, British Airways creó Go, absorbida por otro gigante de las bajo costo, Easyjet. En España, Iberia anunció recientemente su deseo de participar en este tipo de proyectos. En Europa, por otro lado, arrastrados por la política de liberación aérea estadounidense, las grandes compañías de “bandera” como Sabena (Bélgica), Iberia (España) o Alitalia (Italia) están pasando o ya lo han hecho por momentos críticos y una reducción drástica de sus gastos. Alitalia arrastra una deuda que supera los 2,000 millones de dólares. Iberia ha comenzado su política de congelación de salarios, reducción de personal, supresión de trayectos y servicios “on board” (dentro del aparato). Sabena, ha desaparecido del mapa arrastrada por una deuda abismal, por la política de expansión “salvaje” de las compañías de bajo costo como Ryanair, y una preocupante falta de inversores como Swissair, confiados en su reflote a largo plazo. Ryanair y su “salvajismo”
Easyjet, Vueling, Basiqair o la mencionada Ryanair, son algunas compañías emergidas “de la nada” y desarrolladas felizmente en el complejo cielo europeo. Su “política salvaje de expansión”, no tiene límites, aseguran los analistas y denuncian las compañías tradicionales. Según la European Cockpit Association, en tan sólo cuatro años, las compañías de bajo costo abarcan 20% de la cuota de mercado frente al seis por ciento con el cual contaban en 2001. Ryanair principalmente, y otras compañías de bajo costo han sido causantes del estancamiento financiero de Iberia al cubrir rutas tradicionales europeas que antes realizaba la compañía tradicional española. A esto se une la subida del petróleo y la consecuente subida de precios en los pasajes. La competencia entre estas tradicionales y las “low cost” es desmedida y, hoy día, tanto en México como en el resto del mundo, se invierte el dicho popular y surge un nuevo concepto: “el pez chico se ha comido, literalmente, al grande.- Javier Caballero Lendínez